jueves, 15 de enero de 2009

Aire

De nuevo sentía que le faltaba el aire y eso le hacía perder los nervios. Miedo. Perdía el control. Se le aceleraba la respiración. No. Respira hondo. Recuerda. Respira hondo.

El sudor empapaba sus manos. Le dolían los músculos. La noche se veía más oscura. Y entonces apareció su salvación.

Salió de la gasolinera sonriente. Con las ruedas hinchadas se conducía mejor.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Plass Plasss Plassss!!!! como siempre despistando jajajaja Pero merece la pena :)