viernes, 16 de enero de 2009

La torre

En esa torre hexagonal se guardaban miles de secretos que podían cambiar el mundo, el universo, Dios. Una magia más poderosa que las fuerzas de la naturaleza, que las arenas del tiempo, que las emociones de los seres humanos. Y en ese preciso instante, la torre se tambaleaba. Oscilaba de un lado a otro, una, dos, tres veces.

Y cayó. Durante unos instantes cayó hacia las profundidades y con un sonido agudo se quebró la punta.

Azucena sopló el sacapuntas y siguió escribiendo.

2 comentarios:

Genucla dijo...

Supongo que usaba un Staedtler Mars Lumograph 6H. De los que apenas dejan rastro de color, pero hierren el papel con su dureza.

Anónimo dijo...

Debía de utilizar un Faber Castell que en lugar de herir el papel lo acaricia deslizándose con suavidad y plasmando los más bellos y dulces sentimientos de la misma forma que los expresas tu. Eres único y genial