viernes, 30 de enero de 2009

Muertos en vida

Los niños no paraban de gritar excitados por los juegos. En el piso de abajo, sus madres y abuelas chillaban y reían histéricas con los números que iba leyendo en voz alta un gañán más o menos apuesto de las bolitas que escupía un bombo de bingo. Todos parecían felices salvo el encargado del local, sombrío y huraño, callado en su rincón.

Cuatro horas después, en sus casas, los niños cumplían sus diez horas diarias ante una pantalla mientras las mujeres esperaban que los hombres no llegaran a casa demasiado borrachos. Acababa un día más -uno cualquiera, todos- y las musas seguían llorando ante los cadáveres de los sueños que nunca se pudrían.

Otra persona dormía y volaba entre negras montañas que caían al mar, bosques excavados en la roca inerte y mundos que existían gracias a él.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta,está muy bien escrito pero no deja de ser un poco pesimista, kafkiano

Ñocla dijo...

Me encanta la forma en que describes las escenas, son casi reales, siento como si estuviera sumergida en ese mundo, pero... me he perdido un poco

Genucla dijo...

Y, mas alla del mundo humano, de las musas (con o sin liftings), y del pobre dios creador de multiples universos, cierto director pulsaba "print" para sacar su siguiente guion ... ?