sábado, 22 de noviembre de 2008

Qué gente

Adriana se lamentó de lo loco que se estaba volviendo el mundo. Y seguro que si avisaba a la policía no le iban a hacer caso. Acababa de ver a un gamberro ya mayor, calvo y con bigote haciendo aspavientos y pegando voces dentro de una cabina.

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