lunes, 3 de noviembre de 2008

La angustia de perderla

Entre tanta gente no podía encontrar a la persona a la que estaba buscando. Venía siguiéndola desde primera hora de la mañana y ahora, en un descuido, la había perdido. Y en medio de la manifestación era incapaz de encontrar a aquella chica sin la que no era nadie. Tenía que encontrarla enseguida o se vería envuelta en un problema tremendo.

La preocupación fue dando paso al pánico según avanzaban los minutos. Había dado por hecho que sería sencillo seguirla a todas partes y que ella ni se daría cuenta y de pronto se veía completamente sola, sin saber hacia dónde ir ni qué hacer.

¿Y si, de pronto, la chica se diese cuenta? ¿Y si lo hiciese alguna otra persona? No quería ni pensar en las consecuencias. Aún quedaban un par de horas hasta el anochecer. Podía pasar cualquier cosa.

Aquel atardecer resultó ser estéticamente mediocre pero a ella le pareció lo más hermoso del mundo. Cayó el último rayo de sol y con él se fueron sus preocupaciones. Ya era de noche y nadie se había dado cuenta. Dando gracias a sus hados, se volvió al mundo de las sombras.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué imaginación!!! puy piei