domingo, 30 de noviembre de 2008

Lo importante

Le quedaban dos cerillas y el rascador de la cajita estaba hecho polvo. Sentado entre unos cartones que le separaban del viento y la nieve lo único que le importaba era encenderse el maldito cigarrillo que colgaba de su boca. Lo demás le era indiferente.

La mujer del perro no paraba de llorar a pesar de los esfuerzos del policía que trataba de consolarla. Había encontrado el cadáver del mendigo al sacar al perro a primera hora de la mañana y no podía borrar de su mente aquel rostro congelado en una perversa sonrisa de la que colgaba una colilla consumida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡qué penita!!!!