martes, 24 de julio de 2007

Nada que decir

No era la única historia en la que no pasaba nada. Su particularidad residía en el modo en el que no sucedían las cosas. Otras novelas, cuentos, relatos o incluso historias pasadas de viva voz de padres a hijos fallaban en su manera de desarrollarse o, sencillamente, no tenían nada que decir. Pero ésta era una historia que carecía de personajes, de lugares, de descripciones... tenía una trama muy interesante y perfectamente desarrollada a lo largo de cientos de páginas.

Su autora actual murió atropellada al cruzar la calle con el manuscrito que llevaba a la editorial. Entre los anteriores autores caben destacar el bombero, la farmacéutica, la chica coja del bar, el sereno, la pastora y una monja invidente... incluso un ilustre azteca precolombino.

La historia tenía que velar por su pureza. Nadie debía escribirla, pues dejaría de ser.

No hay comentarios: