lunes, 9 de julio de 2007

Cristales blancos

Era un suplicio pasar todos los días -salvo los domingos- ante ese escaparate con los cristales pintados de blanco. Llevaban así toda la vida. O al menos el último año y medio que llevaba viviendo en Palencia. A diario aparcaba en el vado del local una furgoneta de Reformas Martínez y Coco con distintos materiales y herramientas de construcción. Una vez, cuando salía uno de los obreros con unos cascos vacíos de cerveza, pudo intuir a través de la puerta una figura que parecía estar colocando unos paneles de Pladur en la penumbra. Luego la puerta se cerró. Y no volvió a ver nada más.

Ahora, roto sobre el paso de cebra, su vida se le escurre con la fría sensación de que nunca sabría que se esconde tras esos cristales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uffff!!!
es que no tengo palabras... me encanta!!