jueves, 11 de septiembre de 2008

Seppuku

El peso de la espada ya no resultaba reconfortante en su puño. ¿La edad, la duda? Hubo un tiempo en el que fue un gran guerrero, más honrado que temido. ¿Y ahora? Su brazo temblaba, la hoja más. Viejo, inútil, deshonrado.

Soltó la hoja y tomó la pluma. Ya no tenía honor.

No hay comentarios: