viernes, 12 de septiembre de 2008

Esperando al autobús

Tres horas quedaban aún para que saliese el autobús, así que podía darse un paseo de dos horas y media y llegar aún a tiempo de hacer cola antes de que abrieran las puertas. Se echó al hombro su bolsa, sacó un cigarrillo del paquete aplastado que guardaba en el pantalón y se lo puso en la boca en su camino a las escaleras mecánicas.

Fuera hacía un día horrible: sin una sola nube, caluroso. Tenía algo de dinero en el bolsillo -monedas y un par de billetes pequeños- pero no quería gastarlo a no ser que fuera necesario. Tenía ganas de irse ya de esa ciudad llena de vagos y maleantes. Y en un par de horas lo haría. Mira, se tomaría una cervecita para celebrarlo.

A las 19:21 los pasajeros del autobús con destino a Valcepeda se amotinaron en el andén 5: nadie sabía dónde se había metido el conductor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno!!!! Inesperado, sorpresivo...