martes, 30 de diciembre de 2008

Monstruos en la oscuridad

En el estanque no quedaban más que tres o cuatro ranas que se escondían de la espantosa epidemia depredadora que había brotado en los últimos días. Antes eran cientos que competían por ver cuál croaba más alto bajo la luz de las estrellas pero, la anterior luna llena, una figura se había acercado al estanque con la suavidad de un fantasma y atrapó a dos de ellas antes de que saltara la alarma y fueran a esconderse. Las siguientes noches fueron peores: las fieras, aun siendo terrestres, se arrojaban al estanque y se atacaban unas a otras por una rana que llevarse a la boca. Ahora velaban en silencio hasta que la salida del sol se llevaba a los monstruos de vuelta a sus guaridas de piedra.

Esa noche, dos de las ranas presenciaron como un horrendo brazo agarraba a una tercera que se escondía entre las piedras. El monstruo se la acercó a la boca y le clavó sus dos ojos azules durante unos instantes. Luego los cerró y se la acercó a la boca.

En el estanque resonó el sonido de un beso y el mundo se calló durante unos segundos hasta que se escuchó el sonido del cuerpo de una rana muerta golpeando el suelo. Maldito libro de los Hermanos Grimm.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buenooooooo!!!!!!! genial!!!!!!
Tu sigue así, auqneu estos dias sean un poco más difíciles de darle al ingenio.