domingo, 7 de diciembre de 2008

Un momento maravilloso

Esa era la noche perfecta que había estado esperando. Durante cuatro horas había caminado cargando con el trípode y la cámara bajo un cielo salpicado de miríadas de estrellas por el que se abría paso una luna perfectamente redonda y ahora estaba llegando a la cima de la montaña.

La luna seguía desplazándose hacia el cañón y, en un instante mágico, derramaría su luz sobre el río que escondía en sus profundidades. Tendría la fotografía que siempre había soñado. Y ganaría el premio.

Colocó la cámara sobre el trípode y se quedó esperando. La luz resbalaba ya por la pared del cañón. Respiró hondo. Una, dos, tres veces. Dio una patada al trípode y gritó. Maldito eclipse de luna.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya putada, no? Pero así son los sueños,hay que perseguirlos y si no es a la primera ya vendra una segunda o tercera.