viernes, 26 de diciembre de 2008

Fría soledad

"Esta noche no, cariño" fueron las últimas palabras que oyó de labios de su mujer. Al amanecer, se encontró abrazado a un cuerpo frío, inmóvil, carente de vida.

Habían pasado la noche anterior en casa de unos amigos, bebiendo, riendo, fumando, esnifando cocaína. Él había llegado muy caliente y acelerado, de nuevo adolescente. Pero ella se sentía mareada y quería dormir. Sus caricias arrancaron esas palabras y él se quedó con un nudo en el estómago y otro en la entrepierna. Salió de la cama, se alivió, y finalmente pudo dormir.

Y ahora se sentía tremendamente solo y culpable.

Se levantó del sofá, tiró la muñeca hinchable al suelo y fue al dormitorio a besar a su mujer.

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