jueves, 18 de diciembre de 2008

Un instante

Llevaba toda la noche conduciendo y le pesaban los ojos, los brazos, las piernas, la cabeza. Aún quedarían un par de horas para que saliese el sol y las nubes que cubrían el cielo sólo dejarían pasar algo de luz mortecina. Recordó. Pensó. Recordó.

Una fracción de segundo y se dio cuenta de que todo su futuro dependía de si lograba salir de esa jaula de metal que no paraba de dar vueltas. Había sido un gilipollas. Rezó por primera vez en muchos años. Había gastado todos sus ahorros en lotería de Navidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Echaba de menos esa chispa, ya que originalidad siempre has tenido y la chispa se te habia ido apagando, pero parece que ya ha vuelto a surgir.