sábado, 6 de febrero de 2010

Perro amor

El perro la miraba fijamente, las orejas hacia atrás, como esperando una caricia que no llegaba. Tenía una cara muy simpática, casi podía decirse que mostraba una sonrisa humana. Ella seguía ocupada introduciendo los datos de la declaración de la renta, como cada año, unas horas antes de que acabara el plazo de presentación. Le dolía la cabeza, se quitó las gafas y se dio un largo pellizco en el entrecejo para despejarse. Miró la hora en la esquina del escritorio de su ordenador. Las 03:37. Dios santo, tenía que levantarse a las 7 y aún no conseguía que le cuadraran los datos. Se puso de nuevo las gafas y prosiguió.

El perro seguía mirándola inmóvil, como una diminuta esfinge esperando la respuesta a su acertijo. Le devolvió la mirada y una sonrisa, pobrecito, hacía ya varias horas que tenía que haber dado su último paseo y aún no había cenado y, sin embargo, allí estaba mirándola lleno de ternura, sin quejarse. Era mil veces más noble que cualquier persona. Luego le daría un premio, cuando salieran a pasear, se lo merecía.

Dandy miraba a su dueña fijamente. No conseguía decidirse entre echarle un pis o darle un buen bocado.

2 comentarios:

Ñocla dijo...

Genial!!!
Todo depende del punto de vista desde el cual se mire.
Muy bien descrito,vívido, podía ver perfectamente la escena, como si me estuviese pasando a mi.
Enhorabuena

Katy dijo...

jajajaja, debía haberse decidido por la meadita. Le habría estado bien empleado.
Un abrazo