domingo, 5 de octubre de 2008

Asco de carne

Los trozos de carne eran cada vez más pequeños. Maldita crisis. Todo el día descornándose en el trabajo por un puto sueldo de mierda -sí, al menos seguía teniendo trabajo- para encontrarse conque las clientas se gastaban cada vez menos. Eso sí, al menos seguían yendo aunque fuera para que las amigas no cuchichearan y dijeran que si el marido de nosequién estaba en la ruina o que si a nosecual le habían quitado la tarjeta de crédito.

Todo fuera por aparentar. Anda que no podían dejar de comer tanta carne grasa y cuidarse un poco más. Pero mira, mientras a su jefe le fuera bien, a él también. En fin, mejor dejar de pensar tanto en la vida de los demás y centrarse en la propia. Se acercaba una clienta con su hija adolescente al mostrador. Puso la mejor de sus sonrisas. Seguro que era otra liposucción.

1 comentario:

Anónimo dijo...

como siempre genial, para que hacer más comentarios