sábado, 20 de marzo de 2010

La última vez

Era la última vez que se ponía esa sudadera, tenía la tela llena de bolitas y los codos transparentes. Hacía ya... ¿diez? ¿doce años?

Era una noche de junio, a finales. Se acordaba de eso porque ya habían acabado las clases. Estaba empapada en la parada del autobús. Como a casi todos los que esperaban al último autobús, le había pillado la tormenta. Pero sus ojos no habían enrojecido por el humo y el alcohol. Hacía un buen rato que se le habían secado las lágrimas pero por el roto de sus entrañas no paraba de escapársele el aire y parecía que la vida misma.

No había visto nunca antes a aquel chico que se acuclilló ante ella y puso ambas manos en el banco, junto a sus piernas pero sin llegar a rozarlas. Ella sólo necesito unos pocos segundos para alzar su mirada y dirigirla hacia la negrura donde se escondía su rostro. Tenía el pelo largo, muy largo. Ondulado y castaño. O negro. Pero por encima del olor a tabaco de sus ropas le llegaba el dulzor de la vainilla. Durante unos instantes el tiempo barrió todo cuanto les rodeaba. Inmóviles y silenciosos, vivieron una relación intensa y única que se extendió durante la eternidad de unos segundos.

Él se incorporó, le chascó una rodilla y se quitó la sudadera. Le dio la vuelta y se la acercó a la cabeza. Ella levantó los brazos y se dejó hacer. Después, le cerró la cremallera del cuello. Se acuclilló de nuevo ante ella. Sonreían.

Llegó el autobús y se dijeron "hasta siempre" con una mirada. Ella se montó y vio cómo él se fundía con las sombras de las calles de la ciudad. Volvía a llover.


Anabel entró en el baño y se quitó la sudadera. La acercó a su rostro. Respirando con fuerza, aún podía intuirse la vainilla. La dobló y la dejó sobre la encimera. Podía usarla por lo menos una vez más.

8 comentarios:

carola dijo...

O un "hasta luego" :-)

Anabel B.C. dijo...

La vida está llena de momentos mágicos, solo hay que prestarles atención para disfrutar de ellos.

Anónimo dijo...

Hola Natxo!! Estos encuentros de almas ocurren, aunque a veces uno no se da cuenta de lo maravilloso del momento.
Muy bueno amigo.
Besosssss

carola dijo...

Dí que sí Anabé (flol de loto) y que sólo nunca es tarde para darse cuenta, sino que cuanto más tardes en darte cuenta, más te sorprenderá :-)
El cuento me gustó muuucho Morla, de los que más.

Maria dijo...

Hola Natxo
No quiero repetir lo del "momento mágico" que han dejado escrito en los comentario...
Momento dulce, fascinante, lleno de embrujo, momento de unión entre dos seres que nunca se olvidará. No hay cruce depalabras solo de miradas.
Un beso grandote que ya te lo daré en persona.

Katy dijo...

Nada que ver pero ha recordado al momento mágico de hace unos pocos cuando tiré mi chandal de hace 15 años, que me traía tantos recuerdos.
besos

Unknown dijo...

Hola Natxo!
Tu blog ha sido nominado por un@ de tus lector@s para los Premios RoB Dangal TV.
Suerte!!

punklady dijo...

Natxo, somos todas unas lectoras romanticonas jejejeje!! pero...kien no ha tenido ese instante de magia silenciosa alguna vez con los ojos de otra persona¿? sera eso lo ke nos llega tanto de este relato, kizas sea el recuerdo.
Un beso, me ha gustado un monton^_^