El tren traqueteaba violentamente por aquella precaria vía que el bosque y las rocas parecían querer engullir. A pesar de la fuerte luz, el camino permanecía casi todo el tiempo en sombra. Paco estaba muy excitado con las imágenes que la cámara instalada en la cabina del tren iba mostrando, nunca antes una expedición científica se había internado en aquellas tierras malditas en las que, según se decía, enormes monstruos habitaban. De momento, no había visto ninguno.
Hasta que en la siguiente curva el paisaje se abrió para mostrar un gigantesco felino blanco que dormía sobre las vías. El tren continuó su avance hasta embestir al animal. Descarriló. Lo último que se pudo ver por la cámara fue el rostro feroz del animal lanzando un zarpazo que envió a la locomotora terraplén abajo hasta que cayó por un abismo.
Coco saltó y se fue maullando a la cocina mientras Paco recogía del suelo los restos del tren a escala de su padre. Y a ver la cámara...
Hasta que en la siguiente curva el paisaje se abrió para mostrar un gigantesco felino blanco que dormía sobre las vías. El tren continuó su avance hasta embestir al animal. Descarriló. Lo último que se pudo ver por la cámara fue el rostro feroz del animal lanzando un zarpazo que envió a la locomotora terraplén abajo hasta que cayó por un abismo.
Coco saltó y se fue maullando a la cocina mientras Paco recogía del suelo los restos del tren a escala de su padre. Y a ver la cámara...
1 comentario:
Esta vez no lo he escoscado. Me ha gustado. Sigue así deleitandome y deleitando a los que te leemos.
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