viernes, 12 de febrero de 2010

Cerbero



Sólo recordaba haber estado siempre allí, vigilando en las tinieblas siemprevivas. Nadie -salvo muy contadas excepciones- había logrado escapársele. Él era el guardián de Hades, el centinela de las puertas del Inframundo, los vivos no podían entrar, los muertos no podían salir. ¿Cuántos infelices habría devorado a lo largo de toda una eternidad? Se acurrucó junto a una columna y se echó a dormir, su oído y su olfato le alertarían de cualquier presencia.

Soñó. Soñó que corría por una colina tapizada de verde bajo un sol de primavera.

1 comentario:

Maria dijo...

¡Hasta los personajes mitológicos sueñan en algún momento con ser libres...!