En fin. Debía acostumbrarse a su nueva vida, se le abría todo un mundo lleno de novedades, de cosas por hacer que no pudo intentar antes. Se alegraba de que le hubiesen extirpado el quiste ovárico. 72 Kg.
domingo, 26 de octubre de 2008
La vida sin él
Las noches sin él no eran lo mismo. La cama se notaba más amplia, enorme. Podía moverse a un lado y a otro sin que le molestase su presencia. Pero se había hecho a él y, aunque quitárselo de encima era lo mejor para ella, habían pasado demasiados años juntos. Y había sido parte de ella.
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