Sintió como tres fuertes manos le sujetaban el cuerpo contra la silla y la cuarta le inmovilizaba la cabeza. Gritó y el resto de la gente de la sala o no miró, o lo hizo con escaso interés. El corazón se le desbocaba, no podía controlarlo. ¿Qué iban a hacer con él aquellas dos personas?
Una de las manos que le sujetaba el cuerpo se soltó e instantes después le metió algo en la boca. Le impidieron respirar hasta que se le fueron las fuerzas y se lo tragó. Sintió que se desvanecía.
El nuevo paciente paranoico comenzaba a resultarle cansino a los celadores.
1 comentario:
Hasta yo he sentido la angustia, y he tenido que tragar algo!!!!
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