A través de los anteojos sus ojos cansados veían el mecanismo y la punta de las herramientas con las que lo estaba manipulando. Pronto lo tendría terminado, lo colocaría en el cuerpecito que yacía en la camilla a su lado y lo echaría a andar. Entonces sus compañeros de profesión sabrían si estaba o no loco y dejarían de llamarle Gepeto.
Al día siguiente fue la presentación en sociedad del joven Pinocho. Pinocho, asustado, permanecía inmóvil. Todos estaban expectantes. Muchos, deseosos del fracaso. Finalmente Pinocho echó a andar y una gran ovación llenó la sala. Gepeto derramó unas lágrimas de alegría. Su diseño era perfecto. Aquel ratoncito vivía con un corazón electrónico.
Al día siguiente fue la presentación en sociedad del joven Pinocho. Pinocho, asustado, permanecía inmóvil. Todos estaban expectantes. Muchos, deseosos del fracaso. Finalmente Pinocho echó a andar y una gran ovación llenó la sala. Gepeto derramó unas lágrimas de alegría. Su diseño era perfecto. Aquel ratoncito vivía con un corazón electrónico.
2 comentarios:
oooooiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
ke kosiiiiiita!!!
Este si lo he "coscao", a pesar de mi empanada matutina. Yo quiero un Pinocho "asin"
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