Cada seis pasos se paraba a escuchar aguantando la respiración. Si no oía ningún ruido, caminaba otros seis pasos. Si lo oía, contaba hasta diez y daba dos hacia atrás.
Acababa de volver al punto inicial.
Se sentía atrapado entre el miedo y la curiosidad malsana del que, aún sabiendo que lo que le espera es nefasto, no puede dejar de llegar hasta el final. Se había arriesgado al entrar hacía ya demasiado tiempo y no tenía sentido lamentarse de la situación.
Y venció al miedo.
Se levantó de la butaca jurándose no volver nunca a una obra de teatro experimental.
Acababa de volver al punto inicial.
Se sentía atrapado entre el miedo y la curiosidad malsana del que, aún sabiendo que lo que le espera es nefasto, no puede dejar de llegar hasta el final. Se había arriesgado al entrar hacía ya demasiado tiempo y no tenía sentido lamentarse de la situación.
Y venció al miedo.
Se levantó de la butaca jurándose no volver nunca a una obra de teatro experimental.
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