"¿Hay vida después de la muerte?"
Era una de las preguntas intrínsecas a la existencia humana. Los días de aquellos hombres que se dedicaban a filosofar giraban en torno a esa pregunta y a las que surgían de sus implicaciones de eternidad. Los envidiaba. Los envidiaba por tener esa vía de escape, esa ilusión frente a la certeza que regía su propia vida. Se acurrucó sobre el huevo. En un par de días resurgiría de sus cenizas. De nuevo.
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