miércoles, 24 de marzo de 2010

12:30

12:30

Esos numeritos rojos flotando en la oscuridad de la habitación eran todo cuanto existía. ¿Las 12:30 de qué? ¿De la mañana, de la madrugada, de la tarde -nunca se había aclarado si las 12:30 de la mañana eran las de la madrugada o las de la tarde-? ¿De qué día? No tenía resaca y sobre la almohada había un reguero de babas de dormir con la boca abierta por lo que no debía ser fin de semana. Tenía sueño pero se había despertado sobresaltado. Pensó en mirar la hora en su reloj de muñeca pero al instante le pareció absurdo hacerlo. Cerró los ojos. Tenía sueño.

12:30

Tenía sed. Todo seguía oscuro. Tenía sueño. Le dolían las piernas, ¿cansancio? No recordaba haber salido el día anterior a caminar pero la sensación era igual que la de un buen pateo de monte. No tenía hambre pero sí mucha sed, muchísima. La boca seca. Le podía el sueño, bebería luego.

12:30

Un tenue brillo rojizo le despertó por el rabillo del ojo. Los números del reloj rompían la negrura de sus sentidos. Casi podían oírse como un zumbido grave y molesto que se le metía dentro aunque cubriera su cabeza con la almohada. Era horrible, sólo quería que se le fuera esa migraña tan terrible y que los números se apagaran de una vez. No lo hacían. Ahí seguían, torturándolo, sin dejarlo dormir, sin poder siquiera escuchar sus propios pensamientos. BZZZZZZZ. Rojo. Negro.

12:30

Abrió los ojos. Las 12:30. ¿Qué hacía en la cama tan tarde? Si casi debía ser la hora de comer. No recordaba haber bajado las persianas, siempre dejaba una rendijilla para que entrara el aire de fuera y no se viciara el de la habitación. Seguro que era domingo porque no había sonado la alarma. Pues se iba a quedar un poco más. Total, estaba sola en casa.

12:30

Todo se veía blanco. Siempre supo que iba a ser así. Se sentía libre. El reloj de la pared marcaba las 12:30 con enormes números rojos sobre fondo negro. Antes de irse para siempre escuchó las palabras "hora del deceso: 12:30".

4 comentarios:

punklady dijo...

Ojala ke el dia ke me toke ami sea asi...ke en ese momento toda la preocupacion ke haya en mi mente sean unos numeritos, ke fort, me ha gustado un monton. Gracias.

Ñocla dijo...

Ñocla dijo...
Hola Natxo :)
en lugar del tic tac, son muneros rojos que flotan en la oscuridad, y cuando llega la vieja dama de negro con la guadaña, los números siguen flotando, es como pasar del sueño diario al sueño eterno.
Me ha gustado la historia, me voy que ya falta menos para las 12:30.
Un beso

Anónimo dijo...

Sigo pensando que se le paró el reloj y durante todo un día tumbada en la penumbra fueron las 12:30.

Escrito a las 12:30 en verdad.

Katy dijo...

Genial, asi está nuestro reloj interno esperando este momento. Momento que llegará, sin duda y pero si no lo asumimos´Tu protagonista ni se enteró.
Besos.