A Marlo le temblaba la navaja en su única mano. Dudaba entre huir sin hacer ruido o salir corriendo como si le persiguiera una legión de diablos. Y en el fondo daba igual porque su cuerpo no le respondía. Los hombres estaban ya tan cerca que podía escuchar sus palabras. Era peor de lo que se temía.
Dos de ellos acababan de reparar en su presencia y lo señalaron dando voces. Ya era demasiado tarde. Los seis tomaron entre sus manos los artefactos, hiceron un semicírculo a su alrededor y atacaron:
Bella niña, sal al balcón, sal al balcón, que te estoy esperando aquí, aquí, aquí...
1 comentario:
No sería la tuna, no? jajajajaja
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