Era la misma historia todos los lunes: Silvia diciendo que no quería ir a la guardería y su madre haciéndole entrar en razón. Después, ya más tranquila, su madre le acercaba con el coche, le daba un beso, y a cntinuacióno se iba a hacer la compra. Silvia se acercaba entre los chillidos de los niños a la guardería, saludaba a los profesores, se metía en su clase y se sentaba en su sitio. Y a aguantar un día más.
A menudo Silvia se preguntaba por qué se había hecho profesora.
A menudo Silvia se preguntaba por qué se había hecho profesora.
1 comentario:
Parece que te voy conociendo, intuí el final :D, eso indica que el cuento esta genial jejejejeje
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