La melodía de aquella sinfonía le llevaba por un mundo del que no quería salir. La cadencia en los pasajes lentos, como los latidos del corazón de la madre en el útero. Un crescendo seguido de un diminuendo que insinuaban el leitmotiv que le transportaba a cientos de kilómetros de donde estaba, a la playa de una cala perdida en algún lugar del Atlántico...
Un repentino rinforzando que le proyecta a un éxtasis inigualable... Qué bien sonaba el motor del Ferrari.
viernes, 23 de enero de 2009
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2 comentarios:
A pesar de lo que dice Wikipedia, no hay leitmotivos en las sinfonias ;-)
Porque tu lo dices, yo nunca he oido el sonido del motor de un ferrari... :) la verdad es que tampoco me hace mucha falta
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