Ojalá existieran los dioses. Ojalá pudiera pedirles ser de nuevo joven y hermosa y tener un vientre fértil con el que parir nuevos vástagos. Ojalá. Ellos matarían a esos malditos hombres que la maltrataban ahora y la trataban como a una vieja puta inútil.
Aunque quizá su pequeño lo lograría. Claro que lo lograría. Sentía el calor de su vientre bullendo de vida. Aún tenía que crecer un poco más antes de nacer.
En algún lugar bajo el Pacífico, la Madre Tierra engendraba un nuevo volcán.
2 comentarios:
Preciosooooo, me se ha puesto la carne de gallina.
esta temátika es tu terreno, definitivamente...
púlelo y tendrás la klave del éxito
Publicar un comentario