Trescientos veintiocho eran los caídos por el bando A en su pueblo. Doscientos cuatro los del bando B. Todas las familias salvo catorce habían perdido a al menos uno de los suyos. Y él sólo era un pobre sacristán.
A veces le resultaba duro seguir la pantomima.
A veces le resultaba duro seguir la pantomima.
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