Dormía con una sonrisa que le confería al rostro un aspecto apacible que incluso le despertaba una cierta simpatía que no quería sentir. Mientras su hermano seguía durmiendo a pierna suelta como hacía desde que era pequeño, a él le atormentaban los pensamientos fratricidas que tenía. Todos sus males eran por culpa de ese que roncaba a su lado. Seguramente podría haber sido un chico normal de no tener que cargar a cuestas con él, siempre, a todas partes. Menuda mierda.
No quería tener un hermano. Y mucho menos siamés.
No quería tener un hermano. Y mucho menos siamés.
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