miércoles, 18 de mayo de 2011

Y, ya que estoy, aprovecho para, una vez más, ponerme en evidencia ante mis tres o cuatro lectores:

"Este blog lo comencé..." Ya escribí eso no hace mucho y siempre me pasa lo mismo. Mucho hablar y ahí se queda todo. Salvo cuando acabo haciendo lo que pretendo hacer, que no es sino casi nunca.

Pero lo cierto es que, objetivamente, estos días estoy cambiando radicalmente mi modo de afrontar el día a día. Me siento muy torpe pero, de verdad, sin miedo a soñar, sin miedo a conseguir aquello que deseo. Estos últimos cinco o seis días han sido muy duros, sí, pero lo han sido por vivir la vida con todas sus consecuencias. Estoy demasiado cansado para ponerme a fondo con Yenom pero enseguida lo conseguiré.

Yo estuve allí

Aún sigo cansado de los acontecimientos de estos últimos días. Muy poco descanso y muchas vivencias. Todo el asunto de las movilizaciones para pedir el cambio de la situación política y social de España sigue creciendo de manera imparable. No sé si se logrará algo: creo que no, pero siempre dejo un hueco en mi día a día para los imposibles.

Y fue bonito estar allí durante la manifestación con decenas de miles de personas que están hasta los cojones, como yo. Claro que lo fue. Pero lo que guardo con mas cariño en mi corazón fue haber estado allí la primera noche, en la acampada espontánea que compartimos unas treintena de personas. No lo digo con afán masturbatorio de autocomplacencia sino desde la humildad de alguien que, medio borracho y en manga corta, disfrutó de un abrigo prestado, de mantas y sacos que otros habían traído, de cruasanes (la primera vez en mi vida que uso este ¿españolismo?) y vasos de leche donados con cariño, de mochilas de otros que me fueron ofrecidas como almohada, de los mejores cartones para que mi espalda no se helara contra el suelo.

Seguramente todo esto se quede en un sueño, lo sé. Pero siento ganas de llorar de la emoción de haber convivido durante unas horas con otros seres humanos que, si dejan de soñar, mueren.

Gracias, de corazón.

lunes, 9 de mayo de 2011

No se lo merece

No sé cuánta de la gente que me sigue (tres o cuatro) sabe qué me pasa. Vivo cansado. Cansado, no desganado ni pasivo ni nada por el estilo. Cansado en su sentido más crudo. Jodidamente cansado se podría decir. Que me levanto como un atleta se acuesta tras una maratón. Y que me acuesto pues... imaginad.

Aún así no puedo justificar casi nada. ¿Que no escribo? Pues se debe a que no escribo

-_-'


No, de verdad. Se debe a eso. Aunque esté muy cansado.

Este fue un blog que comenzó contando historias y se ha convertido en un blog que te cuenta una historia para no contar historias. Lo cual no termina de ser lo que buscaba. Quería contar montones de historias que se me agolpaban en la mente, compartirlas. Pero se pudren por el camino porque no salen.

Y, ahora, por fin a mimir!!!